Salí y empecé a correr. No pensé en nada. Corrí, corrí y continué corriendo. No sabia porque. No iba a ningún lado. Corría en círculos, sin razón alguna. Simplemente no podía detenerme. Solo sabia que debía mantenerme en movimiento. Había estado mucho tiempo sentado. Mi cerebro estaba hastiado. Mi pulso era casi inexistente.
Era ésa la razón. Algo dentro de mi, algo que no puedo comprender, me impulsaba a correr. Para continuar con vida. Corrí durante una eternidad. No sentía nada. Ni el frió, ni el cansancio de mis piernas, ni la agitacion de mi corazón, ni el sudor... nada. Tenia la mente tranquila, en blanco. Como hace mucho tiempo no la tenía. Y continuaba corriendo. Yo era un simple espectador. Un cuerpo estaba en movimiento. Solo me limitaba a ver. Sin perturbarlo en nada.
Finalmente el cuerpo se detuvo. De manera intempestiva. Estaba cansado. Agitado. Pudo haber continuado de haberlo querido. Porque se detuvo entonces?. No lo sé. Solo se detuvo.
jueves, 12 de abril de 2007
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3 comentarios:
pucha pajero, que habra sido, pero sigue de vez en cuando esos impulsos
Sigue haciendo atletismo tío, porque puede que estalles si no lo haces.
Supongo que en Semana Santa te habrá ayudado mucho ver Ben Hur.
Oye, este blog es desopilante, eh. Te pondré entre mis links.
¿Correr? ¿Como Forrest Gump?
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